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La Cita.



Lisa estaba intranquila. Faltaban menos de dos horas para ir a la cafetería donde había quedado con Alex. Cogió el móvil de la mesita que tenía junto a la cama y buscó entre los mensajes el que le envió, hacía dos días, para quedar. Lo leyó en voz baja y una sonrisa tímida se dibujó en su rostro a la vez que se dejaba caer sobre la cama, sujetando el móvil con ambas manos frente al pecho. Miró el despertador. Las 19:35h.

-Será mejor que me prepare. 

Se quitó la ropa y entró en el cuarto de baño. Llevaba sin tener una cita más de dos años. Desde que John falleció se vio incapaz de volver a ver a un hombre. Y mucho menos de dejarse tocar por otro. Pero Alex era diferente. Le conoció en la cafetería dónde, precisamente, iban a quedar. Solía ir cada tarde a tomar un café después de trabajar. Y, hará cosa de tres semanas, él hizo acto de presencia. Se sentaba en la barra. Pedía un cortado con esa sonrisa encantadora y lo bebía a pequeños sorbos. Al principio no se percató de él, pero un día chocaron en la puerta. Sus miradas se cruzaron y Lisa sintió un extraño hormigueo en el estómago. Era el hombre más guapo que había visto nunca. Y su voz la encandiló aún más. A partir de aquel momento, todo eran cruces de miradas, sonrisas furtivas, rostros sonrojados... Alex decidió acercarse a ella. Hablaron durante un rato y se sintieron tan cómodos el uno con el otro que Lois, amiga de Lisa y camarera del local, le incitó a que la invitara a salir, dándole su número de teléfono. Y, ahora, allí estaba ella, entrando en la ducha con los nervios a flor de piel. 

Se enfundó en la toalla y secó su pelo con otra más pequeña mientras ojeaba el armario abierto. 

-¿Qué me pongo? -pensó-. 

Cogió varios vestidos, entre los que se encontraba el que Lois la recomendó. Pero le resultaba incómodo vestir así. Y más en una primera cita. Por lo que terminó por vestir cómo solía hacer, con sus pantalones y la camiseta que tanto le gustaba. Pasó el secador por el pelo y se colocó la cinta. 

-Si me maquillo un poco tampoco pasará nada, ¿no? -dijo mirándose en el espejo con la sonrisa puesta-. 

 Sacó el lápiz de ojos y el pintalabios, dando un ligero toque de color. 

-Perfecto -pensó-.

Volvió a mirar el despertador. Las 20:15h. Su corazón se aceleró y el estómago se le encogió. La melodía de su móvil recorrió la pequeña habitación. Corrió y al ver el número que llamaba empezó a reír con ganas.

-Hola Lois. ¿Qué quieres? 

-¿Ya estás preparada? ¡Casi es la hora! 

-Sí, estaba a punto de salir.

-¿Te habrás puesto el vestido rojo que te dije ayer, no?

Lisa sonrió.

-Ya lo verás. 

-¡Jo! ¡No me has hecho ni caso! ¿A que no?

Se la oyó suspirar.

-Bueno. ¡Vente ya, que así veremos la cara que pone al entrar! ¡Ja, ja, ja! 

-Qué mala eres... Bueno, en diez minutos estoy allí.

-¡Ok!

Colgó el teléfono y se dirigió hacia la entrada. Descolgó su chaqueta y, al ponérsela, vio la foto que descansaba en el mueble. Parecía tan feliz... Abrazaba a John por la espalda. Aún recordaba el olor de su piel. Y las cosquillas de su barba al besarla. Cogió la foto y besó su dedo que acercó despacio hacia su cara. Paseó el dedo con melancolía por su rostro y su sonrisa desapareció. 

-No debes preocuparte. Yo nunca podré querer a nadie más así...

Dejó la foto en el mueble y salió al exterior, girándose para poder ver, una vez más, su rostro antes de cerrar la puerta. 

Llegó a la cafetería diez minutos antes de la hora. Al verla entrar, Lois corrió hacia ella y la cogió de la mano para arrastrarla hasta una de las mesas que quedaba algo apartada. 

-¡Mira! ¡Éste es el sitio ideal! -exclamó señalando la mesa con la mano-.

-Ideal para que puedas tenernos bien vigilados, ¿eh? Je, je, je.

-¡Cómo me conoces! -gritó plantándola un beso en la mejilla-. ¡Mira! ¡Ya está aquí!

Alex entró enfundado en su parca verde. Recorrió la sala con la vista y cuando vio a Lisa, una amplia sonrisa se dibujó en su cara. Se quitó la bufanda y se acercó hacia ellos.

La cita fue transcurriendo con normalidad. De vez en cuando, Lisa tenía que desviar la mirada para evitar que le diera la risa al ver a Lois cotilleando. Pero por lo demás, cada minuto que pasaba se sentía más cómoda a su lado. Cuando llegó la hora de marchar, decidieron ir a tomar unas copas al local que quedaba a unas manzanas de allí. Al principio se negó. 

-¿Pero por qué no? -dijo Alex-. ¡Si será divertido!

-Lo sé, pero... 

-Va, una copa y te llevo a casa. Lo prometo.

Lisa le miró de reojo. Algo más allá, Lois movía los brazos animándola a acompañarle. Se lo pensó un instante y terminó por acceder.

-Bueno, vale. Por una copa tampoco me voy a morir -dijo sonriendo-.

-¡Perfecto! -dijo Alex cogiéndola de la mano para llevarla hacia la calle-. 

Lisa miró su mano apretando la suya y se ruborizó.

-Quizá no sea tan malo dejarme llevar -pensó-.

Caminaron un par de manzanas. Las calles estaban desiertas. Lisa sintió un escalofrío y cruzó los brazos frente al pecho para entrar en calor. Alex, al verla, la sujetó por los brazos y se arrimó a ella.

-Deja que te abrace un poco. Así no tendrás tanto frío. 

Ella se dejó. El vino que tomaron cenando hacía que, poco a poco, dejara de lado la cohibición que sentía. Llegaron al local. Entraron, bebieron, rieron, bailaron. Sonó una canción algo más lenta y, sin esperarlo, Alex acercó su cuerpo al de ella. Cogió su rostro con las manos y acercó sus labios a los suyos. Lisa cerró los ojos. Sintió el calor en sus mejillas pero no se apartó. Lo deseaba. Deseaba volver a sentir unos labios en los suyos. El beso llegó en el punto álgido de la canción. La gente levantó los brazos al ritmo de la música mientras dos cuerpos ardían en deseos el uno por el otro con el calor de un beso. 

Salieron del local acalorados. Sus mejillas estaban sonrosadas por el calor del local y el alcohol que corría ya por sus venas. La risa floja, aumentada por las payasadas que Alex hacía para ver su sonrisa, se sucedía una y otra vez. Cuando llegaron a su portal, Alex se acercó de nuevo y la besó en la mejilla.

-Me alegro de haberte invitado a salir -dijo apretando su mano-. Lo he pasado muy bien.

-Y yo de que me hayas invitado. 

En ese momento perdió el equilibrio en el bordillo y tropezó.

-¡Ei! ¡No te vayas a partir la crisma ahora! ¡Ja, ja, ja! -rió sujetándola para que no cayera-.

-No, no... mejor que no... je, je, je...

Lisa le miró a los ojos y se ruborizó.

-¿Te...? -desvió la vista-.

-¿Qué?

-¿Te apetece subir?

Alex la miró sorprendido.

-¿Estás segura?

Lisa dudó. Pero afirmó con la cabeza. Estaba segura. Quería dejarse llevar, sentir de nuevo el calor de un hombre junto a ella. Necesitaba sentirse viva de nuevo.

Subieron las escaleras. Abrió la puerta del apartamento y, al entrar, le dio la vuelta a la foto de la entrada.

-Esta vez, John, esta vez creo que sí. Creo que por fin podría llegar a querer a alguien... -pensó-.

Alex la cogió de la mano y tiró de ella hacia el salón. Al llegar junto al sofá la sacó la chaqueta con cuidado. Lisa sintió el calor creciendo en su cuerpo. Él se acercó más y la besó en los labios. Despacio, con una suavidad que no recordaba, fue descendiendo hasta alcanzar el cuello. Bajó las manos a su cintura y cogió la camiseta para sacársela. Ella se dejó. Estiró los brazos y él la sacó quedando desnuda frente a él. Los besos dieron paso a un deseo incontrolable. Ambos se tomaron el uno al otro. Se besaron, se acariciaron, se estremecieron. Y el sudor empapó sus cuerpos. 

A la mañana siguiente, se despertó por un beso en la nuca. Alex la abrazaba por la espalda. 

-John -pensó-. Creo que podré cumplir la promesa que me obligaste a hacerte... Me dijiste que debía rehacer mi vida. Y creí que no podría. Pero es la primera vez, desde que te perdí, que me siento a gusto con otro que no seas tú. Gracias... Gracias por hacerme feliz. Y no te preocupes, seguirás ocupando un lugar de honor en mi corazón...


Registrado a nombre de Carmen de Loma en SafeCreative.

Comentarios

  1. ¡Hola Carmen! muy emotivo y tierno tu relato, has plasmado muy bien los diferentes sentimientos y emociones de Lisa a lo largo de la historia :D
    ¡Besos y cuídate!

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    Respuestas
    1. ¡¡Muchas gracias!! ^^
      Esta vez he querido un final feliz. Me apetecía escribir algo diferente jejeje
      ¡Muchas gracias por pasarte! ¡¡Un besote!! :)

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  2. ¡Hey! Me ha encantado cómo describes el estado emocional de Lisa. Creo que casi todos podemos identificarnos con eso de "pasar página". El final, muy chulo y reconfortante. Sienta bien leer algo así de vez en cuando. Y, por cierto, muy chula la imagen de los personajes de Half Life. :D

    ¡Un abrazo muy fuerte, y te seguiré leyendo!

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    Respuestas
    1. ¡Hola Aio! Bienvenido de nuevo :))

      Muchas gracias. La verdad es que un final feliz, de tanto en tanto, tampoco está mal ;) Yo creo que hay que darse segundas oportunidades, la vida es muy corta como para andar dudando demasiado. ¡Aunque luego soy la que más duda de todos! XD jajaja

      ¡Un abrazo muy fuerte para ti también! Y gracias por pasarte ^^

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  3. Me hiciste conocer a Lisa desde el primer párrafo. La parte de la foto de John me entristeció, realmente conmovedor.
    Un relato muy tierno y de lectura fluida. Excelente cuento, Carmen.
    Un abrazo!

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  4. ¡Hola Federico!
    Muchas gracias. Lo cierto es que esa es la parte más triste... No deja de sentir dolor cada vez que recuerda a aquel que amó. Pero es una historia con final feliz :)
    ¡Muchísimas gracias por pasarte y comentar! ^^
    ¡Un abrazo!

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  5. Buen sabor de boca, realmente apetece

    Besos muchos

    tRamos

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  6. ¡Hola tRamos! ¡Bienvenida al blog! ^^
    Pues sí, sí que apetece un final feliz de vez en cuando, verdad??
    ¡Muchísimas gracias por pasarte por el blog y por dejar un comentario!
    ¡Besos! ^^

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