La Llamada. Capítulo 17.
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Capítulo escrito por J.C. Amante (El creador de leyendas). Para acceder a la publicación de su blog, haz click aquí.
El
jet en el que viajaba Mamen surcaba el manto oscuro de la noche
cuando estaba llegando a su destino. Con unos movimientos elegantes
en el cielo el aparato se posicionó para tomar tierra ladeando las
alas hacia un lado para girar suavemente. La que fue ayudante de
Gómez miro por la ventana y vio como el avión se mezclaba entre las
nubes a la vez que observaba el fino trazo plateado que dibujaba la
luna. Sonrío al saber que la siguiente noche seria la noche por la
que tanto habían trabajado, sería la noche de la llamada.
—Señorita
Mamen en breve tomaremos tierra —sonó la voz del piloto por los
altavoces.
Carla
que se encontraba en un sueño muy poco profundo, abrió los ojos al
escuchar el mensaje, sin darse cuenta los cruzó con los de Mamen e
instintivamente y al no estar preparada aparto la mirada. La ayudante
de Gómez chasqueo lclick gua con motivo de pesar por tener que cargar
con la familia del sargento. Ajena a todo esto se encontraba la hija
de Carla y Gómez la cual dormía profundamente pero con la pena aún
en su cuerpo.
Las
luces de tierra se iban acercando al avión a medida que este
descendía, un suave golpe seguido por un chirriante sonido indicó
Mamen que había tocado tierra, la hija de Carla, Irene se sobresaltó
en su asiento, sintiéndose segura cuando vio el rostro cansado de su
madre. Una azafata abrió la puerta con total diligencia y se
posicionó en su lugar con las manos a la espalda.
—Vamos
saliendo... Sin intentar nada, me entiendes Carla— sonó Mamen.
Madre
e hija se levantaron de sus asientos aun esposadas, en sus rostros se
reflejaba la incomodidad del viaje en esa situación. Siguieron los
pasos de Mamen la cual las dejó pasar primero para bajar por la
escalerilla. Pudieron ver como una pequeña comitiva de dos coches
tipo todoterreno y hombres de negro las recibía, taparon sus rostros
con tela negra y las introdujeron en un vehículo. Cuando Mamen llegó
a abajo habló con un hombre.
—Bienvenida
de nuevo Mamen.
—Saludos
Nicolás. La verdad es que es agradable volver a pisar el suelo de tu
país. —Hizo una pausa— ¿está todo preparado?
—todo
va según lo planeado para la gran noche de mañana.
—estupendo.
Llévame al lugar acordado.
El
hombre asentó con la cabeza y le abrió educadamente la puerta de un
coche. Cuando Mamen se acomodó en el asiento de piel, el hombre alzó
un dedo e hizo una señal de rodeo a modo de "en marcha".
Los coches se perdieron entre los caminos que salían de aquel
aeropuerto.
Las
aspas de un helicóptero sonaban solitarias sobre la inmensidad del
océano. El aparato luchaba contra un fuerte viento que le venía de
frente.
—Gran
maestre... Señor —habló el piloto.
—Dime
—contestó Cristian desde sus grandes orejeras con micro.
—El
combustible no durará mucho más si seguimos con este viento de
frente.
—Es
de total importancia llegar a nuestro destino, haga lo que pueda...
Es un buen piloto sabrá minimizar el consumo estoy seguro.
Una
ráfaga azoto con violencia al helicóptero haciendo que Alyssa y los
demás se movieran de sus asientos inestablemente. Por instinto
Alyssa tomo la mano del sargento.
—Tranquila...
Son solo las turbulencias —La Doctora soltó la mano de la policía
ruborizada.
—Pues
parecen ser bastante importantes las turbulencias, nunca había
sufrido unas así y tampoco en un helicóptero.
Cristian
se giró hacia ellos mirando a ambos por igual.
—El
piloto me informa que vamos justos de combustible y el viento en
contra no está ayudando en mucho para administrarlo.
—Pero
llegaremos al destino verdad. —contestó Alyssa.
—Creo
que sí enseguida dejaremos el océano para entrar en tierra, es un
buen piloto seguro que nos saca de esta.
Gómez
y Alyssa se miraron por un momento a la vez que Cristian se colocaba
junto al piloto.
El
range Rover negro llegaba al cortijo. Varios coches de la misma gama
estaban ya allí estacionados. En el momento en que frenaba, Mamen
tomaba entre sus manos el antiguo pergamino, en su expresión se
reflejaba el éxito que estaba teniendo, le habían encomendado una
misión muy complicada y hasta el momento no había fallado en ningún
momento.
Un
hombre acompañado de otros dos, abrió la puerta, la agente del
priorato salió con movimientos pausados dejando que el aire de aquel
lugar recorriera su piel y meciera sus mechones.
—Señorita
Mamen… le están esperando —pausó su voz— wallck le acompañara.
Asentó
a este último con la cabeza en señal de saludo, mientras los ojos
dela fémina se posaban en el dueño de tan varonil voz.
—Traigo
a dos… invitadas —dijo marcando unas comillas con su tono—
hacer que su estancia sea agradable serán una buena moneda de cambio
si se complican las cosas.
—Descuide,
así lo haremos.
Hizo
una señal con la cabeza al otro hombre que le acompañaba y este fue
a prestarle ayuda para hacerse con las prisioneras. Mientras Mamen se
alejaba acompañada por uno de los hombres. Irene y Carla eran
llevadas en otra dirección, algún grillo distante seguía con su
característico sonido sus taciturnos pasos.
Mamen
era guiada por los pasillos y dependencias del gran cortijo, sus
andares junto con los del hombre resonaban envueltos en un alto
silencio, la respiración de la agente del priorato que antes era
tranquila se aceleró un poco aunque consiguió controlarla, por su
mente pasaban muchas preguntas, la más recurrente era la de si
aquello sería una trampa de los templarios, y es que en aquella
guerra que se libraba entre las dos órdenes desde hace tanto tiempo
no te podías fiarte de nadie.
El
helicóptero era azotado por vientos más fuertes y el fuselaje del
mismo ya se había quejado a modo de fuertes ruidos en la chapa. El
rotor de cola dejó de funcionar y seguidamente dejó de funcionar el
rotor principal, la oscuridad en aquel cielo era tal que parecía
engullir al aparato.
No
les dio tiempo a decir nada pero desde el último aviso sabían que
lo que podía llegar a pasar, ahora mismo estaba pasando. Ya se
habían asegurado fuertemente a sus asientos y el piloto seguía con
su lucha por retomar el control.
—Señor
estamos sin combustible, el rotor principal y el secundario han
dejado de funcionar.
El
helicóptero comenzó a girar fuertemente, sus giros rápidos de
trescientos sesenta grados hacían que Jules y Gómez se fueran hacia
afuera. La doctora aguantaba la presión como podía ya que tenía a
Gómez chafándola contra la puerta del aparato, ella tenía los ojos
cerrados y en su rostro se dibujaba una mueca de dolor que
intercalaba con unos gritos ahogados de pánico. Gómez por su lado
intentaba sujetarse a algo para no chafar a la doctora, sus gritos
eran de esfuerzo y todo esto se mezclaba con los sonidos de alarmas.
— ¿A
qué altitud estamos? —dijo Cristian.
—A
unos ochocientos pies— respondió el piloto.
—Entonces
ha estado haciendo un acercamiento progresivo.
—En
efecto señor… mi intención es mitigar los daños por la caída.
Tanto
Cristian como el piloto tardaron en efectuar esta conversación ya
que los efectos de la fuerza centrífuga eran presentes en ellos.
Cristian pudo mirar con el rabillo del ojo hacia atrás y vio la
escena de Alyssa y el sargento justo cuando el piloto informó.
—Trescientos…
doscientos… ciento cincuenta… cien…
El
helicóptero comenzó a golpear las copas de los árboles, segando
algunas de estas, ramas enormes reventaban los cristales y se colaban
en el habitáculo, nuestros protagonistas eran golpeados por objetos
del interior del aparato, poco después este mismo tocó tierra de
manera brutal, levantando una gran nueve de polvo y revotando un par
de veces. Cuando todo pasó un silencio envolvió el accidente.
Mamen
ahora esperaba sola en una sala donde prácticamente no había nada,
sus paredes eran de antiguo tocho rojo restauradas por una hábil
mano, varias columnas de madera sostenían bigas del mismo material.
Todo muy rustico pero construido o remodelado hace poco.
— ¡Por
fin!— sonó una voz tras ella que la hizo girarse de golpe.
—Señor
Sánchez— contestó ella.
Él
se acercó y tomándola por los hombros le dio dos besos que fueron
correspondidos igual.
—Veo
que no has perdido el tiempo y que lo que se te encomendó lo has
cumplido.
—Nada
es mejor que servir a la orden y sus propósitos.
—tienes
en las manos el pergamino.
—En
efecto aquí lo tengo. La doctora decidió enmarcarlo en metraquilato
para conservarlo mejor, así que ha sido fácil traerlo hasta aquí.
—Me
alegro enormemente de que lo hayas hecho.
—Al
igual que me alegro yo— sonó una voz más profunda desde las
sombras.
Una
figura se dejaba ver poco a poco mientras avanzaba hasta ellos
escoltada por varios hombre fornidos.
—Mamen,
déjame que te presente al gran prior de la orden a la cual servís,
Yemdet Nasr.
Automáticamente
Sánchez clavó una rodilla al suelo he hizo una reverencia, aun no
estaba acostumbrado a tal saludo ya que los del temple no la hacían
así y eso se notó en su rostro. Mamen quedo petrificada por unos
momentos y finalmente hizo lo mismo que Sánchez. La habían
preparado para aquel momento desde niña pero nunca creyó que fuera
a estar delante del mismísimo prior.
—Si
eres tan amable de entregarme el pergamino… tu misión habrá sido
completada hermana.
Sonó
la voz de Yemdet oscura como la noche que los acompañaba. La joven
alzó sus manos con el pergamino y este fue retirado con delicadeza
tenebrosa, un escalofrió recorrió la espina dorsal de la agente del
priorato que aún no alzaba la vista.
—Podéis
alzaros hermanos míos —pausó su voz mientras lo hacían— esta
noche se acaba ya y mañana tras el reinado del sol, cuando no haya
luna visible en el firmamento traeremos nuestro reinado al mundo.
Descansad ahora… seréis avisados por cumplir con vuestro deber.
Los
pasos del hombre se fueron por donde llegaron y Mamen notó un
alivio, como si al irse aquel hombre una presión en su pecho
desapareciera. Miró a Sánchez que le sonrió muy levemente.
—Hemos
cumplido con lo que nos mandaron ahora debemos de esperar como se nos
ha dicho. Retírate y descansa… te acompañaran a tu habitación.
Mamen
asentó con la cabeza y se dejó guiar por el mismo hombre que la
acompañó hasta aquí.
El
sol del día siguiente salió radiante, ascendió y siguió su camino
mientras pasaban las horas. Una pequeña y débil brisa acariciaba el
lugar del accidente donde chocó el helicóptero mientras las horas
pasaban y el sol seguía ascendiendo hasta su zenit. Comenzó a caer
tal y como subió, cuando había pasado ya unas horas de su posición
más alta. Una ramita impulsada por el viento toco la cara de la
doctora que yacía en el suelo hasta ese momento inconsciente, al
querer moverse se dio cuenta del gran dolor que sufría todo su
cuerpo, se lamentó y pudo escuchar una voz que se dirigía a ella.
—Alyssa…
doctora Jules.
La
joven hizo acopio de sus fuerzas y consiguió levantarse con
esfuerzo, se centró e intento localizar la voz. Era la de Gómez que
se encontraba atrapado, se dirigió hacia él.
—Creía
que estabas muerta… llevo horas llamándote.
—La
verdad es que no sé cómo no lo estamos después del accidente…
¿Dónde está Cristian?
—Después
de que la nube de polvo desapareciera lo vi caminar tambaleándose
hacia el interior del bosque, no sé dónde puede estar.
— ¿Y
el piloto?
Mientras
hablaban Alyssa miraba de ir moviendo con suavidad la estructura que
atrapaba al sargento.
—Tampoco
ha respondido a mis llamadas… estamos jodidos.
—No
se preocupe aparenta más de lo que parece.
La
doctora se llevó la mano a una herida de su cabeza y su cara formó
una de mueca el dolor. Reconoció medicamente al sargento y cuando lo
hubo hecho le siguió hablando.
— ¿siente
todas las partes de su cuerpo?
—Que
si las siento… ¡joder! me duele todo entero.
La
doctora sonrió al ver que el carismático lenguaje de Gómez
afloraba hasta en aquella situación.
—Vale
creo que puedo mover esto… en cuanto lo consiga salga de ahí.
Se
colocó en una mejor posición y tensó su cuerpo entero para
levantar unos hierros, tardó unos minutos en conseguirlo pero en
cuanto lo hizo Gómez se arrastró para salir de allí.
—Que
ganas tenia de sacarme eso de encima.
Pasó
sus manos por la zona dolorida, mientras Alyssa se levantaba del
lugar y reconocía la situación, al hacerlo dio un respingo.
— ¿Qué
sucede? —dijo Gómez incorporándose.
Lo
que vio el mismo respondió a su propia pregunta. El piloto estaba
muerto en su asiento con solo la mitad de la cara… algo le había
amputado el resto.
—Una
jodida lastima hizo lo que pudo para salvarnos y murió haciéndolo.
—sonó el sargento.
—Debemos
de encontrar a Cristian —contesto la doctora.
—Vayamos
por ahí que es por donde lo vi marcharse.
Ambos
se encaminaron en la dirección elegida no sin antes rescatar el
“kit” de primeros auxilios o lo que quedaba de él, bebieron algo
de agua de las bolsas preparadas para tal fin y curaron parte de sus
heridas. Al cabo de una hora dieron con el cuerpo del Gran maestre,
apoyado en una árbol, sus heridas eran profundas y su estado algo
peor que el de ellos. Los dos corrieron en su ayuda y tras evaluarlo
inicialmente respiraron tranquilos al ver que seguía vivo. Lo
asistieron le dieron agua y barritas energéticas del botiquín.
—Joder
se acerca la noche y es esta noche cuando los del priorato harán de
las suyas.
—Aún
tenemos tiempo… solo debemos de encontrar el modo de salir de aquí.
—Te
parecerá fácil salir de esta espesura —contesto Gómez con
ironía.
Fue
cuando recordó que tenía a un agente vigilando a los del priorato,
el agente Carlos, vio una luz de esperanza y hecho la mano al móvil;
al sacarlo se dio cuenta de que estaba roto. Alyssa lo entendió y
fue a buscar el suyo… no lo encontró y Cristian tampoco lo llevaba
encima.
—Subamos
a esa colina veremos mejor la situación desde allí arriba —dijo
Gómez.
Prepararon
a Cristian que parecía recobrar el sentido poco a poco y se
encaminaron lo más rápido que pudieron hacia el punto más alto de
aquel lugar.
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Obra registrada a nombre de J.C. Amante (El creador de leyendas).
Vaya aventuraza! Se les a puesto bastante complicado, por suerte los protagonistas no parecen amilanarse ante las complicaciones y prometen llevar esta historia hasta las últimas consecuencias. Muy ameno el capítulo, y muy intrigante el final. Nos dejas sin aliento! No te demores en continúar, por favor. Necesito mi dosis! :D Un abrazo!
ResponderEliminar¡Hola Miguel Ángel!
ResponderEliminarPues sí, esta vez las han pasado canutas. La verdad es que este capítulo está muy bien, J.C. nos ha dejado con ganas de más!! jejeje Ahora me toca a mí, me tendré que poner, no sea que te de el síndrome de abstinencia!! XD
¡Un abrazo! Y gracias por pasarte y comentar ^^
¡Hola guapísima! una nueva perla que nos has dejado con este capítulo en el que, como siempre, hay un gran desarrollo de la historia capaz de mantener la tensión del lector y que desemboca en un final que te deja deseando saber qué ocurrirá a continuación ¡Olé!
ResponderEliminar¡Un besazo y cuídate guapa! Esperamos la continuación
¡Hola Tulkas!
EliminarLa verdad es que sí, es un gran capítulo :D Aunque ¡qué más quisiera yo escribir así! jejeje J.C. ha hecho un gran trabajo. A mí me ha encantado, la verdad, desde el principio hasta el final.
Ahora me toca ponerme a mí, a ver qué sale...
¡Gracias por pasarte y comentar! ¡Un besote! Y cuídate tú también ;)
Muy buena la combinacion del retorno en el helicoptero y su consiguiente accidente por la falta de gasolina ( me lo estuve imaginando que iba a pasar ) y los tan mencionados " hombres de negro" y demas .
ResponderEliminarMuy buen capitulo con el liston alto, ahora para Carmen...
Sí, este capítulo a mí me encanta, la verdad :) Acción sin parar y con la intriga que siempre nos deja J.C.
EliminarMuchas gracias por tu comentario! Un saludito!!
¡Cuanta tensión! Ya me imaginaba un accidente con el helicóptero, pero creía que los protagonistas quedarían gravemente heridos... Alyssa y Gómez tuvieron suerte. Je, je, je, je. ¡Saludos!
ResponderEliminarSí, mucha suerte... Y además la necesitarán para la que se avecina, porque no será nada fácil la tarea que tienen por delante jejeje
Eliminar¡Saludos de nuevo! ^^
¡Caray!, ahora están varados y a unas horas de que los del priorato hagan su ritual, aparte incomunicados, ¡que tensión!.
ResponderEliminarNos vemos en el siguiente a ver como resuelven su problema de comunicación ;-) ¡Saludos!
¡Hola!
EliminarSí, la tensión aumenta por momentos jejeje A ver cómo salen de ésta ^^
¡Ah! Y gracias por comentar el error, lo corrijo enseguida! ;) ¡Abrazo fuerte!
Un pequeño detalle que ví en el texto:
ResponderEliminar"vio la escena de Alyssa y el sargento gusto cuando el piloto informó."
Creo que en lugar de "gusto" era "justo"
¡saludos!