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Apartamento 301

¡Hola amigos/as!

Lo siento por tardar tanto en actualizar el blog. Pero a veces una no puede escribir tanto como le gustaría. Hoy os traigo otro relato de terror (ui ui uiii... que me estoy aficionando a esto del horrooooor XD ) La imagen ya me da un asco que me muero, ¡pero es que le va como anillo al dedo a esta historia!

Así que, sin más, que la disfrutéis. Y ya sabéis, cualquier comentario es bienvenido (y yo más contenta que nadie de recibirlo) Y lo mismo si os decidís a compartirlo ;)

¡Un abrazo bien grande! Y a por lo que queda de semana con muchas ganas, y con una gran sonrisa, ¿vale? ^^






A medida que me voy aproximando a la escena del crimen, las luces de los coches patrulla se van haciendo más nítidas. Aparco, bajo del coche y me acerco al cordón policial que bordea todo el edificio. Levanto la vista. Es un bloque antiguo formado por apartamentos de los años 70.

—Sargento —saluda el hombre uniformado al verme llegar, levantando la cinta amarilla para darme paso.

—¿Dónde está? —digo pasando por debajo.

—Es en la tercera planta, señor.

Me despido de él y me encamino con paso desgarbado hacia el portal. Tiene una pequeña escalera que precede a la puerta de hierro forjado y cristal. Son más de las 2 de la madrugada y el frío cala en los huesos. Le doy una última calada a mi cigarro y lo tiro al suelo, aplastándolo con el zapato para apagarlo. Entro en el portal.

—Mierda... —murmuro al leer el letrero que anuncia que el ascensor está roto.

Tras subir los escalones, asfixiándome por culpa de mis pulmones negros, me encuentro con un par de compañeros custodiando una de las puertas. Me extraña su tez blanquecina, son perros viejos en este oficio como para sorprenderse por algo. Al verme, saludan con la cabeza evitando mirar hacia el interior del lugar.

No estoy preparado para ver lo que veo.

La escena no es escalofriante en sí misma —la habitación está vacía a excepción de una silla donde una mujer joven está sentada con sus manos apoyadas en las rodillas— si no fuera porque todo, absolutamente todo, está cubierto del rojo escarlata de la sangre. Incluso la bombilla que cuelga del techo está manchada de grana, alumbrando la estancia de ese tono mortecino y diabólico.

El hedor me golpea nada más entrar. Un olor nauseabundo que se mete en mis fosas nasales y me genera una arcada que no puedo disimular.

—Joder... —murmuro tapándome la boca con la mano.

—Sargento, me alegro de verle —dice el forense.

Saludo con desgana, sintiendo cómo mi estómago se revuelca asqueado.

—¿Dónde está el muerto? —pregunto mirando a mi alrededor esperando ver el cadáver cerca de allí.

—No hay.

Lo dice sin más, anotando cosas en su bloc, sin prestarle mayor importancia a lo que acaba de decir. Por su respuesta, me inclino a pensar que la sangre puede que sea de un animal y me siento algo más reconfortado.

—¿Y ella? —pregunto observando a la mujer. Es joven, quizá 30 o 35 años. Tiene rasgos finos y unos ojos almendrados de color oscuro que miran fijamente al frente casi sin pestañear, con el rostro sereno. Parece ausente. También está cubierta de sangre.

—No sé qué decirte... —dice levantando la vista del bloc, lo justo para poder mirar a la chica—. Desde que he llegado que está en esa postura. No ha dicho palabra. Y ni se ha inmutado cuando la he explorado.

—¿Está herida?


—No.

—¿Y toda esta sangre? —pregunto señalando a mi alrededor, dando por hecho la respuesta.

—Solo puedo decirte que es humana.

Le miro con incredulidad.

—¿Humana?

En el momento en que digo esa palabra, la mujer gira su rostro hacia mí.

—Naaaa, na, na, naa... —tararea la chica.

Un escalofrío recorre mi espalda al ver su mirada. Emana una oscuridad como hacía años que no sentía.

Antes de poder reaccionar, la mujer salta con una velocidad sobre humana y queda suspendida sobre sus pies y manos en el techo. El forense deja caer el bloc de notas por la sorpresa sin poder apartar la vista de la joven. En el momento en que el cuaderno golpea el suelo, se abalanza sobre él. Aparto la cara un segundo, apretando mis ojos con fuerza, y un líquido caliente se pulveriza sobre mí a la vez que un extraño sonido envuelve la sala. Paso mis manos por mi cara para limpiarme. Las miro y un grito ahogado sale de mi boca. Estoy cubierto de sangre.

Saco mi revolver y apunto a la mujer. Busco con la mirada a mi compañero, limpiando mis ojos de la sangre que todo lo cubre. No hay rastro de él. La mujer está de pie frente a mí. Me mira fijamente.

—¡No te muevas, puta! —grito contrariado dando un par de pasos hacia atrás. Miro a un lado y a otro. ¿Qué coño ha pasado? ¿Y el forense? No me digas que... Miro a la chica incrédulo y siento un escalofrío al ver que de su boca cae un reguero de sangre fresca que empieza a coagular.

Mis compañeros irrumpen en la habitación alertados por mi voz.

—¡Sargento! —dice uno de ellos, pero no me da tiempo a avisarles cuando la joven se gira hacia ellos con pasmosa lentitud.

—Naaaa, na, na, naa —tararea de nuevo.

Me sorprende su voz cada vez más gutural. Siento mi pulso temblar. Apreto el arma para calmarme y vuelvo a gritar que no se mueva.

La mujer ladea la cabeza, mirándome con aquellos ojos fríos y vacíos, y la comisura de sus labios se desdibuja en lo que parece una sonrisa horrenda que esconde unos dientes afilados.

Quiero apretar el gatillo cuando la veo saltar sobre mis compañeros. Mi retina guarda cada imagen como si estuviera pasando a cámara lenta. Les veo ser engullidos por esa pequeña criatura, desapareciendo ante mis propios ojos sin poder hacer nada para ayudarles. Quiero gritar, disparar a esa mala puta. Pero entonces la veo venir hacia mí y...


La voz de la joven, resuena en la sala vacía


 —Naaaa, na, na, naa...


Obra registrada a nombre de Carmen de Loma en SafeCreative.

Comentarios

  1. Muy buen relato, Carmen. Me encantaron las descripciones.

    Hace un tiempo viví en un apartamento 301, recuerdo que me fue muy difícil limpiar las paredes. Naaaa, na, na, naa.

    Un abrazo.

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    1. ¡Hola Federico!

      Ui, ¡no me digas! Pues tuviste suerte de no encontrarte con la mujercita >_< jejeje

      Muchísimas gracias ^^ me alegro un montón de que te haya gustado, y en especial las descripciones :D

      ¡Un abrazo muy fuerte! Y mil gracias por leer y comentar :)

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  2. Ufff vaya relatito y eso que a mi no me gustan nada los de terror. Está muy bien escrito, y deja el suspense, abierto a que haya más victimas. Es la primera vez que leo algo tuyo soy nueva y espero poder seguirte. Te añado si me dejan. Un saludo


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    1. ¡Hola María del Carmen! ¡Bienvenida! :D

      ¡Muchas gracias! La verdad es que a mí el terror no me deja dormir mucho que digamos, pero mira, la inspiración viene como quiere jejeje

      Mil gracias por pasarte a leer y por dejar tu comentario ^^ Y ya nos iremos leyendo ;) ¡Abrazo! Y que la semanita te vaya genial.

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  3. Si el "Naaaa, na, na, naa..." representa la denominada "llamada del Destino", o las 4 primeras notas de la 5ª de Beethoven, te doy un 10, porque imaginándolo así resulta mucho más espeluznante.
    ¡Saluditos!

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    1. ¡Hola José!

      Pues lo cierto es que no lo había pensado jeje Pero si así te dan más escalofríos, ¡me parece una estupenda idea! ^^

      ¡Abrazo! Y muchísimas gracias por leer y comentar :D

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  4. O.o ok.... ¿qué clase de bicho es ese?

    Que bueno tenerte e vuelta, nada más ayer estaba pasándome por aquí para ver que onda, pero naa' de naa'. Un abrazo.

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    1. Hola Andrés!

      Pues la verdad es que es un bicho un poco asquerosillo, jejeje

      A sí? Estuviste por aquí? Vaya... y yo sin enterarme!! Bueno, pronto me tendrás por tu blog, me pregunto qué más tendrá que contar nuestro amigo el sacerdote ;) jeje

      Un abrazo, Andrés! Y que pases un gran fin de semana ^^

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  5. Un relato estupendo, Carmen, le pone a una los pelos de punta. Bien narrado, con un ritmo constante y un argumento que desde el primer momento nos produce curiosidad y nos empuja a seguir leyendo. El final... bueno el final lo comentaré cuando me sobreponga... :))

    ¡Me ha gustado mucho!!

    Un abrazo y feliz finde.

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    1. ¡Hola guapa!

      Muchísimas gracias :) Me alegro mucho de que te haya gustado. Es un poco terrible lo que le pasa al pobre sargento...

      Muchas gracias por leer y comentar ^^

      ¡Un abrazo! Y feliz finde para ti también :D

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  6. ¡Hola! Me tengo que poner al día, así que iré leyendo poco a poco estos relatos individuales y ya luego los que tienes de más partes.

    Me encantó volver a leerte. Tenía mucho mono de ello la verdad y es un auténtico placer. Además, que mi género favorito (aparte de la fantasía) es el terror y describes tan bien que me puedo imaginar todo lo que escribes (aunque algún escalofrío he de decir que me ha entrado con esta historia jajaja). Lo del tatareo me pone los pelos de punta, saber que va a pasar algo y estar en tensión hasta que pasa.

    Me encanta la pasión con la que escribes. Se nota mucho. ¿Algún día nos sorprenderás con un libro? Si es así, ¡yo lo quiero en mi estantería!:P

    ¡Un muy fuerte abrazo Carmen!

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    1. ¡¡Hola Fran!!

      ¡Bienvenido de nuevo al blog! Muchísimas gracias, me alegro mucho de que te haya gustado la historia :) Un poco asquerosilla, pero a veces así salen las cosas jejeje Y mil gracias por tus palabras, que me llenan de fuerzas para seguir adelante con las letras ;)

      En cuanto al libro, si, quizá algún día (que espero no sea dentro de mil años) pueda sacar a la luz alguno ^^ Estoy puliendo una que se me está alargando un poco porque no termina de gustarme como queda jeje

      Otra vez gracias por tus palabras!! Y que pases una muy bonita semana! Un besazo Fran!

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