Última Emisión.
ESPECIAL HALLOWEEN
La
noche era fría. La luna apenas si se veía oculta tras aquellas
espesas nubes negras. La humedad calaba en los huesos. Y el silencio
envolvía cada rincón de aquella casa. Toqué el frío pomo de metal
cromado. Lo agarré con fuerza y giré despacio empujando la madera
con cautela.
El
interior estaba oscuro.
Di
un par de pasos hacia el interior. Mi corazón empezó a latir con
fuerza. Eran muchos los rumores que corrían acerca de aquella casa
de estilo isabelino de lo alto de la colina de Rosewood. Una casa
antigua, olvidada por todos. Su terreno era rico, se decía que bajo
sus cimientos se escondía un yacimiento importante de combustibles
fósiles, pero jamás se logró vender. Aunque el verdadero tesoro se encontraba en su interior.
Encendí
la linterna y, colocando la GoPro en mi cabeza, empecé a grabar lo
que me rodeaba. La entrada era amplia, con una escalera de madera que
ascendía hacia el piso superior, justo frente a la puerta. Estaba
cubierta por una alfombra de colores desgastados. El polvo se podía
respirar. Me acerqué a ella y pasé la mano por la barandilla de
metal forjado que la rodeaba. Estaba fría. Y sucia. Sentí la
humedad que la cubría. Respiré hondo y continué con la grabación.
A
la derecha de la escalera había una puerta entreabierta. Me acerqué.
Mis pasos resonaban por la casa haciendo que la vieja madera,
carcomida y podrida, chirriara al notar mi peso. Empujé con suavidad la
doble puerta y sentí mi corazón bombear la sangre aún con más
fuerza.
Ahí
estaba. El piano de Lady Margan. Un ejemplar de incalculable valor
pero que nadie se había atrevido a tocar desde su muerte. Miré a
mis espaldas, y mi cámara volvió a grabar la entrada, iluminada por
un rayo de luna que se filtró a través de las nubes, y entró a la
casa por una rendija del ventanal de la entrada. Me pareció ver una
sombra en la puerta de la sala de enfrente. Retrocedí la vista de
nuevo incapaz de discernir si eran imaginaciones mías o lo que había
visto era real, pero no había nada. El miedo empezaba a gastarme
malas pasadas. Tragué saliva y me adentré.
La
sala del piano no era más que un salón con varias butacas y una
mesa baja de patas de léon. Había una enorme chimenea en el lado
norte adornada con piedra tallada de ángeles diversos y que sostenía
lámparas de aceite tan antiguas como la misma casa. Y, sobre ella, descansaba el retrato de una mujer. Estaba sentada en la butaca que
quedaba a mi espalda vestida con un faldón negro abotonado y ceñido a la
cintura y una camisa negra. Su pelo castaño estaba recogido por un
moño que había visto en otras pinturas de la época. Y apoyaba sus
delgadas manos de largos dedos en la falda. Me acerqué un poco más
para poder grabarlo mejor. Enfoqué la linterna hacia su cara y me
sorprendió su belleza. Era una mujer de facciones finas y ojos
claros que sonreía. Aquella sonrisa...
Unas
campanadas resonaron por la casa retumbando en las paredes. Di un respingo. Me giré
con rapidez. El ruido venía de la sala de enfrente.
—Tranquilo
—murmuré intentando calmarme, rompiendo el silencio—, será el
reloj de péndulo que me comentaron antes de venir.
Me
tranquilizó escuchar mi propia voz. Recobré la entereza y me dirigí
hacia el piano.
Era
un piano de cola de color caoba. Tenía la tapa del teclado
levantada. Y el banco de terciopelo rojo estaba tirado en el suelo. Tragué
saliva y me fui acercando, enfocando el piano con la linterna. A cada
paso que daba, el recuerdo de lo que se decía de aquella casa se iba
presentando en mi memoria como si se trataran de escenas que hubiera vivido en persona.
Cuando llegué a su lado y enfoqué el teclado, mi cuerpo quedó rígido. Las
manchas de sangre salpicaban su superficie. Sonreí.
—Señores
—dije con voz potente para que quedara grabado—, tal y como les
prometí en el vídeo anterior, aquí tenéis el piano de Lady
Margan. Y, con permiso de la dama, me dispondré a tocarlo.
«Con
este vídeo voy a romper la red», pensé imaginando el elevado
número de visitas que debía tener en aquellos momentos con aquel directo. «Y cuando edite el vídeo con la música y los efectos,
el toque macabro será brutal».
Recorrí
con la cámara todo el piano, enfocando con el haz de luz cada
rincón. En una de esas, al exhalar el aire de mis pulmones, se creó
vaho. El frío empezó a llenar los poros de mi piel. Un frío gélido
y seco que no había sentido hasta entonces. Mi vello se erizó.
Sujeté la linterna con mi boca y froté mis manos con fuerza
intentando entrar en calor. Y entonces pasó. Una mancha de sangre
fresca apareció en una de las teclas blancas a la vez que se hundía
y creaba un sonido ensordecedor que retumbó por la habitación. Se
me cayó la linterna al suelo. Di dos pasos atrás.
—Lo...
Lo habéis visto, ¿verdad? —dije sin poder disimular el temblor en
mi voz.
Recogí
la linterna del suelo y me alejé del piano sin dejar de mirar para
que quedara grabado. Estaba asustado, pero no perdería la
oportunidad de grabar a un fantasma en directo. Como si de magia se
tratara, una silueta comenzó a aparecer junto a él. Parecía humo
que iba tomando forma humana. Parecía una mujer. Colocó el banco y
se sentó en él. Aquella vestimenta...
«Dios
mío...»
Lady
Margan tocaría una vez más.
Los
largos dedos de la mujer se deslizaron por el teclado, acariciando
las teclas con suma elegancia. La música empezó a sonar. Una
melodía triste que me fue envolviendo. Empecé a sentirme
inusualmente relajado, como en un suave trance que hacía que dejara
de sentir.
Intenté
moverme. No me gustaba aquella calma.
La
mujer giró su rostro lo suficiente para mirarme y entonces dibujó
la misma sonrisa que había visto en el cuadro.
Sentí
pavor. Quise salir corriendo. Debía huir. Pero mi cuerpo,
hipnotizado por aquellos dedos macabros que tocaban y tocaban sin
parar, no reaccionó. «¡HUYE!», grité. Pero no me moví.
La
mujer seguía con su mirada puesta en mí.
La
música se fue acelerando. Sus dedos se movían a un ritmo casi
imposible de seguir. Su sonrisa se acentuó y su rostro tomó un tono
oscuro. Sus cuencas se tornaron negras y la sonrisa cambió. Abrió
la boca de modo espeluznante, antinatural, con la mandíbula
desencajada y unos dientes puntiagudos temibles, a la vez que dejó
escapar un grito desgarrador que atravesó mi cuerpo. Jamás me había
sentido tan horrorizado. Incapaz de moverme, sentí el líquido
caliente de mi orina al caer por mi pernera. El golpe de voz hizo que la GoPro cayera al suelo. Quedó enfocando la escena.
Millones
de monitores de todo el mundo fueron testigos del horror.
La
mujer se acercó hacia su presa. Su rostro pálido sonreía. Las
teclas seguían sonando sin ser tocadas. Y, de pronto, la sangre lo
manchó todo. Una gota cayó sobre el objetivo de la cámara y la
visión desde los diferentes dispositivos se tornó roja. El joven
comenzó a gritar desesperado. Gritos insoportables de escuchar que
se mezclaban con los ruidos de su carne al ser desgarrada. Las
vísceras pronto se derramaron en el suelo con el chico aún
consciente, que miraba con ojos desorbitados cómo su vida se
escapaba ante la atenta mirada de millones de personas. Las lágrimas
pronto empezaron a caer. Lágrimas provocadas por el más terrorífico
de los miedos. Poco a poco, los gritos se fueron convirtiendo en leves
gemidos.
Y,
por fin, silencio.
Las
manos de la mujer, teñidas con la sangre de su víctima, volvieron a
tocar la suave melodía, triste y melancólica. Hasta que, con un
agudo pitido, la batería de la cámara se consumió.
FIN
DE LA EMISIÓN.
Muy buen cuento de terror de corte clásico pero ambientado al afán de la popularidad de la internet.
ResponderEliminarMe hiciste ver cada detalle de este intruso que se atrevió a perturbar la paz de Margan.
Abrazo, Carmen!
Muchísimas gracias Federico!!
EliminarCuánto me alegro de que te haya gustado, viniendo de uno de los pocos que consiguen hacerme temblar con sus historias, es todo un halago para mí!! ^^
Un abrazo grande de vuelta ;)
¡¡Halloween!! ¿Qué mejor forma de empezar a leerte que un relato sobre algo que ya está al caer? Tenía unas ganas inmensas de leer algo tuyo, y me ha gustado muchísimo. Llevo dos días durmiendo muy poco, y creo que hoy tendrás la culpa de que tampoco pegue ojo, Jajaja.
ResponderEliminarFelicidades, de verdad. Muy buena historia.
Un beso y feliz martes :)
Hombre, José!! Que alegría tenerte por aquí! ^^
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras :) aunque espero que sí que hayas podido dormir!! Jeje Aunque si te ha causado ni que sea un poco de repelús, yo tan contenta :P jijiji
Un abrazo bien fuerte!! Y mil gracias por pasarte a leer y comentar ^^ Muackas!
Qué mal lo he pasado. Yo que soy bastante cobardete, si me pasa lo del piano aún estoy corriendo. Enhorabuena por el relato.
ResponderEliminarBueno, si me pasara a mi, soy capaz de ganar una maratón XD Mira que no me gustan para nada estos temas, luego tengo pesadillas y todo, pero cuando quiere salir una historia así, tengo que soltarla jeje Gracias por pasarte y leerla aunque no te guste el género ^^ Un abrazaco!!
EliminarPues en eso nos parecemos: nunca me he sentido comodo con las historias de miedo. Como te decía en Face, cuando empieza el Iker me voy a la cama. Jaja.
Eliminar😂😂 Lo vi en el face, si jeje Aiiiiissssssss esos fantasmas que nos quieren asustar... (brisa helada y susurro que no viene de ninguna parte en particular) 😱😱 Un abrazo, Toni. Y muchas gracias por todo, de verdad 😊
EliminarEnhorabuena por el relato. Magnifico. He disfrutado tanto como espero que disfrutaras tú con mis relatos LA LOBA y LA CÁLIDA LUZ DE LA LUNA. Se nota que estás en tu elemento cuando escribes terror y fantasía. Un abrazo, Carmen.
ResponderEliminarGracias, Alex!! La verdad es que me. Encantaron tus relatos, si no recuerdo mal, te dejé comentario jeje
EliminarUn besote!! Y mil gracias por pasarte por aquí y leer un ratito.
¡¡¡NO LEAS A CARMEN, MARY ANN!!!
ResponderEliminarPero claro, no me obedecí. Y te leí. Y CASI ME MUERO DEL MIEDITOOOOOO!!!
Creo que no volveré a estar sola en una habitación, con un piano, en muchos años.
Buffffffffffffff....
XD
EliminarUuups... Lo siento!! Pero es que lo escribí para un Halloween y claro, tenía que dar un poco de miedo, o al menos intentarlo jejeje Mil millones de gracias por pasarte a leerlo, guapísima!! ^^ Y por tus palabras :) Besitos mil!!