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El Fin de los Días.



Nuestro planeta está al borde del colapso. Hemos terminado por empujar la vida hacia la muerte por el más puro egoísmo de creernos dueños de lo que no era nuestro. Hoy han llegado. Esas extrañas formas oscuras han empezado a recorrer las calles casi desiertas de las ciudades. Son seres sumamente extraños... Sin cuerpo, como sombras que nos acechan, han empezado a devorar cada resquicio de vida que queda. Nunca debimos llamarles. Nunca debimos dejarles entrar. Pero su promesa de poder pudo con los que nos gobiernan. Y, ahora, míranos, tirados por el suelo como ratas, suplicando por nuestras vidas.


Aún recuerdo el día en que nos dieron la noticia. Nos prometieron que la alianza era por nuestro bien. Pero mi padre nunca los creyó. Me obligó a guardar lo imprescindible en una mochila y corrimos a escondernos en las montañas. Una noche, mientras cenábamos uno de los menús deshidratados que consiguió con el kit de supervivencia que compró, una especie de galleta que al morderla parecía hormigón, un siseo me obligó a ponerme en pie, asustada. Miré alrededor de mis pies pero no vi nada. En cuestión de segundos, algo saltó junto a mi padre que aún estaba sentado junto al fuego. Era una serpiente. Se abalanzó contra su brazo y le mordió inyectándole su mortífero veneno.


El líquido tóxico recorrió su cuerpo con celeridad. Hice todo lo que estaba en mi mano por salvarlo, incluso absorbí en la herida intentando sacar el veneno de su piel. Pero mi padre, con su entereza habitual, me sujetó del brazo con fuerza, obligándome a mirarle. Pequeñas gotas de sudor bañaban su rostro, cada vez más pálido.


–Hija... –balbuceó casi sin voz, torciendo el gesto de dolor–. Prométeme que te esconderás... La alianza de la que todos hablan es solo una excusa... Nos quieren muertos. Nuestro planeta se muere y ellos lo saben... Solo unos pocos se beneficiarán de ello...


–Tranquilo papá –dije intentando sonreír–. Te pondrás bien y podremos huir juntos, como habías planeado.


–¡Escúchame! –gritó sacándome de mi atontamiento–. Me estoy muriendo, ¡maldita sea!


Las lágrimas se agolparon en mis ojos deseosas de caer. Mi padre me miró con dureza, nunca le gustó que mostrara debilidad. Me tragué el sentimiento de incertidumbre que me llenaba y asentí con la cabeza en silencio.


–Bien... –continuó–. Escóndete, ¿de acuerdo? –Apretó mi mano con fuerza a la vez que su cuerpo reaccionaba al veneno obligándole a dar una arcada–. Y no vuelvas a la ciudad... Nunca... Allí es donde va a empezar...


Apenas aguantó media hora más. Me quedé en aquel bosque sola. Sin nadie con quien hablar. Sin nadie que me dijera qué debía hacer. Pasé la noche junto a su cadáver. Abrazada al padre que nunca supo mostrarme su cariño. Un abrazo que deseé desde que era niña y que llegó cuando su corazón dejó de latir.


Pero no pude cumplir mi promesa.


He regresado a la ciudad. Hay cientos de cadáveres esparcidos por las calles. El sol apenas se ve, oculto por la neblina que generan esas cosas cada vez que atraviesan a alguna persona. He corrido hasta mi casa (no tengo otro sitio al que regresar) y, al llegar a mi calle a las afueras de la ciudad, en lo que había sido una agradable zona residencial, me he encontrado con Lucas, mi vecino, de pie junto al sendero de piedras que accede hasta su casa. Siempre me llevé bien con él, yo diría que incluso sentí cierta atracción por él antes de que mi padre me obligara a marchar. Cuando me ha visto ha levantado su mano para saludarme y ha sonreído. Es la primera vez que veo una sonrisa como esa, en medio del caos que nos rodea.


Pero cuando me iba a acercar a él ha llegado una de esas malditas sombras.


No he podido hacer nada. Ha atravesado su cuerpo y le he visto caer sin vida al suelo. Me he escondido entre dos coches con la sensación que me ha provocado verle sonreír aún en mi pecho, sin poder apartar la vista de su cuerpo inmóvil. Lucas... Mi querido Lucas...


Con las lágrimas resbalando por mis mejillas, harta de ver morir a todos a los que he querido alguna vez, he esperado a que la sombra desapareciera.


Por fin veo que se aleja. He entrado en casa y he cogido la pala del garaje. No pienso dejarle ahí tirado. Estoy cansada de ver los cuerpos pudriéndose en la calle. Lucas se merece algo mejor. He cavado un buen hoyo en mi jardín. Le he arrastrado como he podido, tirando de sus pies, y le he dado sepultura.


Ahora solo me queda esperar. Estoy cansada de escapar de lo que nadie puede huir.


Me dejo caer junto a la tumba y miro el reloj de pulsera de mi padre. Marca las cuatro de la madrugada. Me pesan los párpados pero intento mantener los ojos abiertos.


Varias sombras aparecen, rodeándome. Sé que ha llegado mi hora. Por fin. No quiero seguir sola. No quiero ver morir a más personas. Una de las sombras se acerca a mí y...


FIN




Obra registrada a nombre de Carmen de Loma.en SafeCreatve.

Comentarios

  1. Un gran relato, Carmen. Excelente.
    Me gustó mucho.
    Abrazo!

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    1. Muchísimas gracias :D
      Me alegra saber que te gustó mucho. Y gracias por pasarte por aquí. ^^
      ¡Un abrazo bien fuerte!

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  2. Hola!

    Increíble relato, emocionante de principio a fin, me ha dado mucha pena el final y la muerte de Lucas :(. Encantado de leerte de nuevo.

    Un saludo y feliz semana!

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    1. ¡Hola!

      La verdad es que la muerte de Lucas es triste, y la de ella inevitable, pues la ve más como una salvación que no un drama. Cosas de verse sola en un mundo desolado, supongo...

      Muchas gracias :D Me hace feliz que te gusten mis historias ^^

      Saludooo! Y qué pases una gran semana!

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  3. Me hubiera gustado saber más sobre esas sombras. Pensé que Lucas tendría una muerte más sangrienta, aunque pensándolo bien la forma en la que murió es más impactante. (Muejejejejejejeje)

    Y al final ella tuvo que resignarse para no tener más miedo y dejar de sufrir. ¡Aunque no sé que le hizo la sombra! Je, je, je, je.

    Muy buen relato. Que tengas un día estupendo. ¡Saludos!

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    1. Jajaja qué sádico! Cómo te gustan las escenas durillas, eh?? Jejeje Las sombras solo atacan entrando en el cuerpo de sus víctimas y robándoles la vida. Por eso cuando una de ellas atravesó a Lucas, éste cayó muerto al instante. Y a ella, pues supongo qur lo mismo, como la historia la explica ella, una vez muerta no nos lo puede decir XD

      Muchas gracias ^^ ¡Saludos!

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  4. Magnifico! una aventura emocionante que te atrapa a ese fin inevitable aunque no esté escrito. Bravo Carmen!

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    1. ¡Hola Miguel Ángel!

      Muchísimas gracias :D Con comentarios así da gusto escribir ^^

      Gracias por dedicar tu tiempo a leerlo ;) Un abrazo muy fuerte y hasta la próxima!

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  5. Excelente relato Carmen, un poco triste y desesperante la muerte, previsible, de ella. Me has dejado un poco chof, jeje😘😘

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    1. ¡¡Hoooolaaaa!! Al final has podido comentar por aquí, eh? jejejje
      Siento que la historia te haya dejado chof... La muerte, en este caso, era inevitable. Nos vendieron. Y nuestros cuerpos son el método de pago...
      Además, no siempre os voy a dar finales felices, no? ;P jijiji (que mala, eehhhhh??? XD)
      ¡¡¡¡Un besazo bien gordo!!!! Y gracias por pasarte por aquí y comentar ^^

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