La Llamada. Capítulo 10.
Gómez se quedó sorprendido por el rostro demacrado de la mujer. Pero no le quiso dar mayor importancia. Imaginó que después de recibir la noticia de que su compañera había sido asesinada, debió quedar tocada. Mamen ya se encargó durante el trayecto hasta su casa de echarle en cara su modo de decírselo.
-En primer lugar...
-Siéntense, por favor -le interrumpió Alyssa sentándose de nuevo y cogiendo la taza de té entre sus manos-.
-Gracias.
Mamen y Gómez se sentaron en la mesa y reanudaron la conversación.
-Decía, que en primer lugar me gustaría disculparme por el modo en que hablé con usted antes -dijo Gómez mirando de reojo a Mamen, que asintió con la cabeza-. Ahora, en respuesta a su pregunta de antes, la señorita Lucy fue asesinada en mi pueblo.
-Así es -intervino Mamen antes de que soltara sin más el modo en que murió-. La encontramos en la Ermita de Santa María de Melque, en San Martín.
Gómez miró a Alyssa intentando leer su expresión corporal. Alyssa pareció revolverse incómoda.
-¿Por qué la envió allí? -dijo Gómez incriminándola-.
Alyssa miró a Megan, desvió la mirada a la taza y dijo con un hilo de voz.
-El Dr. Thomson me llamó aquella tarde. Dijo que por fin habían encontrado la sala. Pero que se olvidó de darle a Lucy la documentación gráfica. No puedo decirle nada más...
No podía sacarse de la cabeza la conversación con el tipo que la alertó de que tanto ella como Lucy corrían peligro.
-¿Se da cuenta de que la envió a morir?
-¡Gómez! ¡No sea capullo! -gritó Mamen poniéndose en pie-.
Alyssa le miró con los ojos abiertos por la sorpresa y acto seguido se tapó la cara y empezó a llorar.
-¡Yo no lo sabía! -gritó-.
-¿No le extrañó que Thomson la pidiera que fuera precisamente allí a esas horas de la noche?
-¡No me di cuenta de la hora! -el dolor dio paso a la furia-. Además, ¿qué demonios está insinuando? ¿Qué el Dr. Thomson la mató?
Se levantó y poniendo la mano en la frente se dirigió hacia la cocina. Megan, sin entender a qué venía lo que acababa de pasar, fue detrás de ella.
-Gómez -dijo Mamen en voz baja-. Pero ¿de qué va? Así lo único que va a conseguir es que se cierre en banda.
-¿No te has fijado que cuando le he preguntado por qué la envió allí, se ha puesto nerviosa?
-Sí, pero ¡yo también me pondría nerviosa si un tipo como usted me acusara de ser culpable de la muerte de una compañera!
-Mamen, hazme caso. Está escondiendo algo.
Mamen le miró en silencio. Sabía que Gómez poseía una gran intuición, pero se negaba a aceptar que Alyssa fuera culpable de algún modo. Megan apareció por la puerta y Mamen se levantó.
-¿Puedo ir a hablar con ella? -preguntó antes de que Gómez se pudiera negar-.
Gómez la miró enfurecido. Quiso impedírselo, pero terminó por suspirar, dándose por vencido.
-Está en la cocina, esa puerta de ahí.
-Gracias.
Mamen entró. Alyssa estaba apoyada en el mármol de la cocina, mirando por la ventana. Parecía enfadada.
-Señorita Jules, no se lo tome a mal.
Alyssa se giró a mirarla.
-¡¿Qué no me lo tome a mal?!
-Es un bruto, el pobre. Y cuando le tocan a la familia...
Mamen hizo un aspaviento y resopló. Alyssa la miró extrañada.
-¿Qué quiere decir con que le toquen a su familia?
-¿Por qué no viene al salón y empezamos de cero? Yo contendré a esa mala bestia -rió-.
Alyssa se sintió algo más cómoda con esa mujer. Y aceptó.
-De acuerdo, pero si el tipo ese me vuelve a acusar de algo que no he hecho les echaré de aquí -dijo con dureza-.
Mamen asintió y regresaron al comedor. Gómez tosió y esquivó la mirada inquisitiva de Mamen.
-Señor Gómez -dijo Alyssa sentándose en su sitio-. Yo no sabía que iban a matar a Lucy. De haberlo sabido le habría prohibido que se acercara a esa maldita ermita.
Su voz sonó segura. Gómez la observó en silencio.
-Y ahora, si no le importa, explíqueme, exactamente, qué es lo que pasó.
-De acuerdo. Pero espero que usted también sea sincera con nosotros.
Alyssa se fijó en los ojos de ese hombre. Tenía una mirada profunda. Y sin darse cuenta, empezó a confiar en él.
-Cuando encontramos el cuerpo de Lucy, unos tipos de la interpol nos quitaron el caso. Pero aquí la señorita -dijo señalando a Mamen-. como no se sabe estar quieta, me dijo que me había conseguido una entrevista con el jefe de la investigación en la Complutense.
-El Dr. Thomson, ¿no? -dijo Alyssa-.
-Así es. Lo que no podía sospechar era lo que me encontraría.
Gómez se quedó en silencio y apretó los puños a la vez que endurecía el gesto.
-Gómez -murmuró Mamen-. Cálmese.
-El Dr. murió delante de mí -desvió la mirada-. Y el tipo que lo hizo... Ese hijo de la gran puta amenazó con matar a mi mujer.
Alyssa abrió los ojos con sorpresa y miró a Mamen, que asintió con la cabeza.
-Antes de morir, el Dr. Thomson me pidió que le diera esto en persona.
Se levantó y de su chaqueta sacó el sobre marrón.
-Ahora, Señorita Jules -dijo sin sentarse-. Explíqueme qué narices hay en esta foto y que ha sido el detonante para que dos personas hayan muerto.
Estiró el brazo y cogió el sobre. Cuando sacó la fotografía, sus ojos se humedecieron al ver el rostro sonriente de su compañera y amiga.
-¿Qué estaban buscando en el castillo templario?
Alyssa sujetó con fuerza la fotografía y tardó unos segundos en responder.
-No puedo decírselo...
-No me venga con que no me lo puede decir -dijo apoyando las manos en la mesa, acercando su rostro al de ella-. Su trabajo no me interesa. Le puedo asegurar que no pienso ir corriendo a explicarle a nadie lo que narices estuvieran estudiando. Sólo quiero saber qué es tan importante como para que les mataran del modo en que lo hicieron.
Alyssa miró de nuevo la fotografía.
-Es la sala donde creemos que se esconde un gran tesoro para la humanidad -dijo mientras observaba la foto-.
Se acercó la foto a la cara.
-Pero... ¿Qué es eso?
Megan se acercó a ella y miró la fotografía.
-¿Un sarcófago? -dijo extrañada-.
Mamen y Gómez se miraron.
-¿Acaso no buscaban eso?
-Bueno, no sabíamos exactamente qué es lo que encontraríamos en la sala. Pero desde luego no un sarcófago -dijo Alyssa pasando la mano por el rostro, con evidentes signos de agotamiento-.
-¿Conoce al tipo que se esconde en la columna?
-¿En la columna? -dijo sin comprender-.
Volvió a escudriñar la fotografía.
-¡Dios! -gritó colocando la mano en su boca-. ¡Está apuntando a Lucy con un arma!
-¿Reconoce a ese hombre?
-Diría que no...
De pronto, un estruendo hizo que Gómez, por instinto, cogiera la cabeza de Alyssa y la empotrara contra la mesa. Mamen se levantó y cogió del brazo a Megan, obligándola a agacharse. La ventana del comedor se hizo añicos y la lámpara que quedaba justo detrás de donde estaban sentados, reventó.
-¡Joder! -gritó Gómez mirando a su alrededor-. ¡A suelo! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Todos al suelo!
Alyssa no entendía lo que estaba pasando hasta que una bala impactó en la mesa cerca de donde estaban.
-¡¿Cómo coño han dado con nosotros?! -gritó Mamen-.
-¡No puede ser! ¡William tenía razón!
Gómez la miró con dureza pero no dijo nada. La cogió por el brazo y tiró de ella hacia la puerta.
-¡Vamos Mamen! ¡Hay que salir de aquí!
Otro disparo impactó en la pared, cerca de la puerta.
-¡Joder! ¡Hay que salir de aquí! -gritó buscando el origen de los disparos con la mirada-. ¡Apartaros de las ventanas!
Mamen y Megan les siguieron de cerca. Salieron al rellano y corrieron hasta el ascensor.
-¡¿Dónde podemos ir?! -exclamó Megan con lágrimas en los ojos-. ¡Por el amor de dios! ¡Nos han disparado!
Alyssa la cogió de la mano.
-Megan, tenemos que ser fuertes, ¿de acuerdo?
Megan la miró y asintió.
Al llegar al ascensor Gómez golpeó con fuerza el botón.
-Vamos vamos ¡vamos! -dijo mirando hacia la escalera-.
Unos pasos acelerados resonaron desde el hueco de la escalera.
-Mierda -dijo corriendo hacia la escalera-.
Miró por el hueco y vio un par de tipos trajeados que subían a gran velocidad hacia su piso.
-¡Ya vienen! -gritó corriendo hacia ellas-.
Volvió a golpear el ascensor. Alyssa miró hacia las escaleras.
-Si saben donde estamos, seguro que nos esperan en la puerta del ascensor -dijo más para sí misma que para los demás-. ¡Vamos! ¡Bajaremos por aquí!
Gómez y Mamen se miraron entre sí.
-¡Venga! -insistió Alyssa deteniéndose-.
Corrieron de nuevo hacia el apartamento. Entraron agachados, evitando que les vieran a través de las ventanas y se introdujeron en el dormitorio de Megan.
-¡Claro! -exclamó Megan al darse cuenta de las intenciones de Alyssa-. ¡La escalera de emergencia!
Se acercaron a la ventana. Una pequeña escalera metálica descendía piso por piso hasta un pequeño callejón. Alyssa abrió la ventana y se coló por ella.
-¡Vamos! ¡Hay que darse prisa!
Uno a uno descendieron por la pequeña escalera. Estaban alcanzando el suelo cuando, por la esquina, apareció otro tipo trajeado que les apuntó con su arma. Gómez empujó a Mamen con fuerza, que cayó detrás de un contenedor de basuras. Los pasos del tipo se acercaban. Gómez rodeó el contenedor y buscó algo duro que pudiera lanzar contra el tipo. Encontró un trozo de metal bastante grueso. Con una sonrisa, recordando los tiempos en los que de niño jugaba a guerra de piedras con sus amigos, lanzó el metal que impactó en la cabeza del hombre, cayendo desplomado al suelo.
-¡Joder, jefe! ¡No sabía que tuviera tanta puntería lanzando objetos! -dijo Mamen golpeando el hombro de Gómez.
-Aún mantengo mi puntería -rió-. Vamos. Salgamos de aquí. Hay que ir a algún sitio donde haya gente.
Corrieron hacia la calle. Cuando alcanzaron la bocacalle, un coche giró veloz en la esquina. De una de las ventanillas, apareció uno de los tipos trajeados con una metralleta en la mano.
-¡Al suelo! -gritó Gómez-.
Pero antes de que dispararan, una furgoneta se empotró contra el vehículo. Los cuatros miraron la escena sin poderse apenas mover. Un hombre, vestido con ropa militar negra, salió del asiento del copiloto de la furgoneta y corrió hacia el coche. Al llegar junto a las ventanillas, sacó una pequeña pistola y disparó a sangre fría contra los ocupantes del vehículo. Volvió a introducirse en la furgoneta y ésta arrancó, frenando en seco frente a ellos.
-¡Doctora Jules! -dijo otro tipo abriendo la puerta lateral-.
Alyssa levantó la vista extrañada al escuchar su nombre y se quedó de piedra al reconocer al hombre.
-¡Subid! ¡Vamos!
Tardaron unos segundos en reaccionar. Se incorporaron y corrieron hacia la furgoneta. Entraron y, cerrando la puerta con rapidez, salieron a gran velocidad, perdiéndose entre el tráfico de aquella mañana.
Alyssa parecía consternada. Miró al hombre que les dijo de entrar con extrañeza, pero no dijo nada.
Gómez fue el primero en romper el silencio.
-Gracias -dijo observando de reojo a Alyssa-. Nos ha salvado el pellejo...
-Es lo menos que podíamos hacer -dijo el desconocido-.
-Tú.... -titubeó Alyssa, por fin-. Tú eres el de aquel día...
-¿A qué te refieres? -preguntó Megan-.
-Él me avisó de que corríamos peligro.
-Lo siento -dijo el hombre bajando la vista-. No pudimos hacer nada por su compañera. Se suponía que no debáis llegar tan lejos.
-A ver -intervino Gómez-. ¿Alguien me puede explicar qué demonios está pasando?
El hombre se revolvió en su asiento. Era evidente que fuera lo que fuera lo que estaba pasando, le incomodaba. Levantó el brazo y pasó su mano por el pelo. Fue entonces cuando Mamen se fijó en el anillo que llevaba.
-No me jodas... -murmuró-.
-¿Qué pasa? -dijo Gómez-.
-Usted es...
Se detuvo un instante, incrédula.
-¿Qué pasa, Mamen?
-Ese anillo... ¡Es la cruz templaria!
El hombre miró su anillo y pasó sus dedos por él. Había llegado el momento de saber la verdad.
-Sí. No quería desvelar nuestra identidad. Pero vistos los últimos acontecimientos, no tenemos más opción que involucrarles.
Todos parecían sorprendidos.
-Señorita Jules. Nunca debió encontrar aquel pergamino.
-¿Cómo? -dijo sintiéndose acusada-.
-Hemos tenido sumo cuidado en proteger la localización de esa tumba...
-¿Tumba?
-Sí. Sé que en su laboratorio creían haber encontrado el cáliz sagrado. Pero...
El hombre se detuvo a pensar qué es lo que diría, buscando la mejor manera de explicar lo que sucedía.
En ese momento, el vehículo se detuvo. El hombre miró a su compañero y asintió con la cabeza.
-Hemos llegado.
-Espere -dijo Alyssa intrigada-. ¿A qué se refiere?
-La respuesta a su pregunta tendrá que esperar.
Abrió la puerta de la furgoneta y descendió.
-Vamos. Seguidme.
Al bajar, se encontraron en un párking vacío. Se encaminaron hacia la puerta metálica que quedaba más cerca y se introdujeron en el ascensor.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, el hombre, señalando la sala que se abría frente a ellos, dijo:
-Bienvenidos a la Sede del Temple.
Obra registrada a nombre de Carmen de Loma en Safecreative.
"Bienvenidos a la Sede del Temple."
ResponderEliminarYa sólo esta frase final te deja con muchas ganas de leer el siguiente capítulo ;)
¡Gran trabajo, abrazos!
¡Muchas gracias, Hammer! Me alegro de tenerte de vuelta por el blog ^^
EliminarA ver como continua, no se lo he dejado nada facil a J.C. jejeje
¡Un abrazo!
Muy bien Carmen. Con ganas de que empiece a desvelarse el misterio. A ver que nos cuenta el siguiente capítulo. Siempre me ha gustado los temas relacionados con los templarios. Un beso guapa
ResponderEliminarMuchas gracias ^^
EliminarA mí también me gustan. Fueron una orden envuelta en misterio y misticismo.
Un besote para ti también :)
¡Wow! ¡Metieron a los templarios en esto! Je, je, je. Con ellos puedo intuir qué podría ver en sarcófago, pero quiero ver si ustedes me sorprenden, je, je, je. Un capítulo emocionante. ¡Saludos!
ResponderEliminar¿Y qué podrá ser? jejeje a ver, a ver si te sorprendemos, ;)
Eliminar¡Gracias por tu comentario! ^^
¡Abrazos!
Guauuuu, que intriga y accion. Hay que seguir despues de haber puesto tanta accion e intriga encima de la mesa. Los lectores no pueden esperar, animo y al tajo
ResponderEliminar¡Hombre! ¡Qué sorpresa! :D
EliminarSí, sí, ya está en ello, jejeje
¡¡¡Un besote!!! ^^
Como siempre, muy bueno este capítulo. Y con un final que sin duda deja con ganas de más. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminar¡Gracias!
ResponderEliminarEsperemos que siga enganchando como hasta ahora ^^
Nosotros estamos muy contentos :D
¡Un abrazo!
Vaya!, que capitulo tan intenso, lleno de acción. y como dice Aio deja con ganas de mas, así que me seguiré con el siguiente capítulo. ¡Saludos!
ResponderEliminar¡Buenas!
EliminarYa estoy por aquí otra vez, jeje. Sí, este capítulo me gustó mucho cuando lo escribí ^^ Y me alegra que os dejara con ganas de más jeje
¡Abrazo!